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Un museo bajo el agua

Todo en la escena recuerda a un capítulo de ‘La carta esférica’: el olor a salitre, las ánforas almacenadas en un viejo depósito portuario, el calor húmedo, el material de buceo… e incluso la identidad de quien explica los detalles de un plan que tiene algo de aventura: la arqueóloga subacuática Carlota Pérez-Reverte Mañas(30 años), hija del escritor y periodista cartageneroArturo Pérez-Reverte y estudiosa de las técnicas de navegación antigua. También el mar y la historia en las venas.

Pero la realidad, aunque seductora, tiene más componentes científicos que novelescos: el Proyecto Isla Grosa, que se pondrá en marcha el mes que viene, tiene el objetivo de analizar los yacimientos localizados en el entorno de este islote plantado frente a La Manga, crear una escuela de arqueología submarina y poner en valor este patrimonio «desprotegido y apenas estudiado» mediante la creación de un ‘museo bajo el agua’ que pueda ser visitado controladamente por los buceadores. Sería el primer parque arqueológico sumergido de España y seguiría los criterios actuales de la Unesco, que recomienda extraer el mínimo imprescindible de los restos encontrados. Italia, Grecia, Croacia, Francia, Portugal y Turquía ya han enriquecido su oferta cultural con yacimientos hundidos visitables.

El Proyecto Isla Grosa es una iniciativa de la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena (AdArqua), cuyas cabezas visibles son Carlota Pérez-Reverte y el también arqueólogo Felipe Cerezo Andreo (alhameño de 29 años), y de la empresa Arqueomar, que dirige el madrileño Juan Pinedo, igualmente historiador y arqueólogo subacuático, que lleva veinticinco años investigando naufragios en proyectos nacionales e internacionales. Bajo su dirección se excavó entre 2007 y 2011 el pecio fenicio del Bajo de la Campana, con espectaculares resultados en forma de colmillos de elefante y otros objetos valiosos. En esta campaña coincidió con Carlota y Felipe, que trabajaban como voluntarios, y entre inmersiones y conversaciones sobre la riqueza arqueológica de estas aguas surgió la idea de realizar una prospección completa del entorno de Isla Grosa y de poner en marcha un proyecto que combinase investigación, formación y divulgación. 

«Y que al mismo tiempo pudiera contribuir al desarrollo económico local mediante el turismo de calidad», añade Pinedo, quien ve en Isla Grosa un punto de buceo alternativo a la reserva marina de Cabo de Palos-Islas Hormigas. «Por eso queremos que se implique la comunidad local, y de hecho los centros de buceo nos están ayudando desde el principio», explica este investigador. El presupuesto para arrancar es modesto, apenas 24.000 euros, pero aún necesitan cubrir la mitad. Esperan conseguirlo convocando a treinta alumnos de diferentes nacionalidades en esta primera campaña, que pagarán 380 euros, en turnos quincenales, que incluyen la formación, alojamiento y manutención; y también mediante actividades de divulgación como buceo tutelado en los yacimientos y talleres infantiles.

El proyecto cuenta con el apoyo de la Universidad de Murcia, la Politécnica de Cartagena y la Universidad del País Vasco, y con el aval de la Consejería de Educación y Cultura, que ha concedido los permisos necesarios para las excavaciones y que además está muy interesada en el programa turístico-patrimonial que puede surgir de esta iniciativa, siempre y cuando los resultados científicos confirmen las expectativas.

Que son altas, porque bajo el perfil inconfundible de Isla Grosa duermen secretos acumulados a lo largo de miles de años, vinculados a un promontorio de 96 metros de altura que ha sido referencia de las rutas de navegación a lo largo de la historia. Lo confirman los restos encontrados en cuatro puntos: Bajo de la Campana, con uno de los mejores barcos fenicios hallados en el Mediterráneo, además de otras dos naves romanas; la zona oeste de la isla, un fondeadero natural que servía de refugio frente a los temporales de levante y donde hay abundantes restos pendientes de ser analizados; unas maderas de origen romano localizadas al norte del islote; y un yacimiento en la zona sur donde en su día fueron encontrados tres cañones dispares, cargados y sin disparar, que pudieron pertenecer a un jabeque berberisco hundido en combate. Estas tres piezas de artillería se exponen en el Museo Militar de Cartagena.

Vocación universitaria

Los fondos de este islote sugerente como centro de estudio en el que participen las universidades y donde se formen los arqueólogos del futuro. Así lo ve Juan Pinedo (51 años), investigador asociado del Institute of Nautical Archaeology (INA), la mayor organización dedicada a la interacción del hombre con el mar, dependiente de la Universidad de Texas, y que participó con el Arqua en la campaña del Bajo de la Campana.

¿Qué otras maravillas depara este cono volcánico situado a 2,5 kilómetros de la costa, un espacio protegido de gran interés botánico y ornitológico? En sus apenas 18 hectáreas crecen el cambrón y el oroval y anidan el paíño europeo, el cormorán moñudo, el halcón peregrino y la gaviota de Audouin. En el término municipal de San Javier, es el único islote del entorno del Mar Menor que se encuentra en el Mediterráneo, y bajo sus aguas se extiende la mayor pradera de posidonia del litoral de la Región.
El equipo del Proyecto Isla Grosa, que plantea un programa científico de cinco años de duración, espera hallar nuevos pecios y consolidar «una apuesta por la educación que tiene futuro», afirma convencido Felipe Cerezo: «Es importante que la gente sienta como algo suyo el patrimonio, aunque para llegar a ese punto hay que justificar y explicar muy bien por qué es importante invertir recursos en él», añade.

Carlota Pérez-Reverte está al frente de la intendencia: se ocupa de llamar a todas las puertas posibles y de recabar apoyos, una etapa en la que de momento está respondiendo mejor el tejido empresarial y comercial de la ciudad que grandes organismos como bancos y fundaciones, «que quizá no ven una rentabilidad inmediata». En su mochila vital se percibe la huella familiar: «Tengo la suerte de que mi padre ha puesto en mi estantería libros maravillosos», asegura con orgullo esta enamorada de Cartagena, «la ciudad en la que está toda mi familia y donde siempre he querido vivir. ¡Y además está el mar!».

Volvemos a ‘La carta esférica’, la novela en la que su padre volcó su pasión por el mar y la aventura, y que ella misma podría haber protagonizado: «La disfruté una barbaridad, pero yo era muy pequeña cuando la escribió. Es una lástima que no la hubiera escrito siendo yo un poco mayor», recuerda la coautora de ‘El capitán Alatriste’, la primera entrega de la serie protagonizada por el militar del Siglo de Oro español que sigue siendo un fenómeno de ventas y a quien dio vida en el cine el actor Viggo Mortensen.

«Pero el componente misterioso y aventurero de ‘La carta esférica’ no está en el trabajo científico que hago ahora», explica Carlota Pérez-Reverte, que prepara una tesis sobre el Marqués de la Victoria, un marino español del siglo XVIII que desarrolló una importante carrera militar y también en el campo de las teorías de la navegación. Un tema de estudio «un poco friki», admite divertida, pero perfectamente explicable en alguien que navega a vela desde los nueve años y para quien la literatura náutica apenas tiene secretos.

fuente lospiesenlatierra
http://lospiesenlatierra.laverdad.es/noticias/3097-un-museo-bajo-el-agua

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