Los perceberos y mariscadores han estado tradicionalmente asociados a la región de Galicia. Pocos saben que en Euskadi también hay personas que ejercen esta profesión y sufren el marisqueo furtivo que se produce a lo largo de toda la costa vasca.Óscar Rodríguez, pescador de 42 años, uno de los pocos arrantzales que queda en el puerto vizcaino de Mundaka y uno de los pocos perceberos profesionales del País Vasco, lleva años denunciando el problema del furtivismo.
“He pescado percebe toda mi vida y en 1994, tras dos años de trabas legales, fui la primera persona en lograr el carné de mariscador a pie. Hoy en día somos seis los que tenemos la licencia profesional, entre mariscadores y perceberos”, relata Óscar.
La veda del percebe está abierta entre los meses de octubre y mayo, y se cierra en la temporada estival. “No me compensa tener el permiso, ya que sólo puedo pescar en la peor época del año. En verano los furtivos arrasan con todo y en otoño las rocas están peladas y empieza a hacer mal tiempo. Este año he salido a por percebes cuatro o cinco días”, se lamenta.
Los espacios protegidos tampoco son freno para estos pescadores sin licencia. El biotopo de San Juan de Gaztelugatxe, entre Bakio y Bermeo, estᔫcompletamente arrasado” por los furtivos.
“En 1998 se cerró la veda en esta zona y nos dijeron que nos buscáramos otro sitio para pescar. No han vuelto a abrir la veda, pero todos los días que paso con el barco veo a gente cogiendo percebes”, denuncia el pescador.
Óscar también critica que algunos restaurantes y negocios no ponen reparos a comprar y vender pesca furtiva. “Casi todo el percebe que se come aquí en verano ha sido cogido ilegalmente o es de fuera”.
Hay cuatro inspectores de pesca en el Gobierno vasco que, según los mariscadores, “no dan abasto”. Javier Frías, de 35 años, es un percebero que también cuenta con licencia y lamenta que hace unos años la inspección era más eficaz.
“Algunos funcionarios reactivaron el censo de mariscadores y consiguieron que varios furtivos dejaran de serlo y lograran el permiso”. Ahora la situación es diferente. “Los inspectores han pasado de ser siete a ser cuatro y ya no disponen de lancha propia”, declara Javier.
Las sanciones por pescar sin licencia oscilan entre los 150 y 601 euros, cantidades insuficientes a juicio de los mariscadores profesionales.
“La Ertzaintza casi nunca pone multas. Muchas veces vemos cómo pasa la patrullera por la costa y no se acerca a las rocas”, censura Rodríguez.
“La Guardia Civil, en cambio, está más pendiente del furtivismo y este año los agentes han pillado a varias personas”, apunta Frías.
Desde el Gobierno vasco informan de que en el año 2013 tramitaron 101 actas relacionadas con la pesca furtiva. En 2014, han sido 28 las denuncias recibidas hasta el momento.
Esta impunidad hacia el furtivismo no se produce en otras autonomías como Asturias o Galicia. “En la costa asturiana registran hasta las tiendas de campaña de los campings en busca de marisco o percebes. Eso en Euskadi es impensable, incluso gente de otras comunidades viene aquí a pescar sin licencia”, comenta Frías.
Los perceberos denuncian que el Gobierno vasco malgasta fondos en asuntos no prioritarios. “He acudido a tres cursos organizados por la administración en los que me pagaron 1.400 euros por asistir a uno o dos días de clase. Uno sobre la lumbalgia en el marisqueo, otro sobre primeros auxilios y el último sobre cómo establecer un alojamiento turístico en la costa”, enumera Rodríguez. El Departamento de Pesca también ha financiado un estudio sobre el percebe en Gipuzkoa cuando, según señala, no hay perceberos en esa provincia. “El furtivismo en Euskadi no va a terminar nunca, pero pedimos que las autoridades sean más beligerantes con este problema”, resume Frías.
fuente elmundo