Han hecho de nuestra profesión una mierda peligrosa.
Tres compañeros muertos en la última semana es el acertado presagio sembrado por sindicatos y expertos del sector que con su grito no han podido evitar el peligroso caos que reina en el mundo del buceo profesional, bendecido por los buitres que se enriquecen con la salsa de la tragedia.
Los colegas Aconay Barreto y Kilian, fallecidos en Canarias, recibieron una formación del todo mediocre en la Escuela Taller Caletones de Telde. La empresa tampoco les proporcionó el material adecuado para trabajar con seguridad. Una tragedia anunciada a viva voz por muchos profesionales que desbordan impotencia al observar las condiciones que soportan para poder trabajar, más propias de las zonas oscuras del tercer mundo.
Los buzos viejos tienen un chasquido que les chirría cuando encadenan factores que avisan de un peligro fatal y en ocasiones son capaces de suspender una operación, sin más, por puro presentimiento. Lamentablemente estos jóvenes buzos con poca experiencia no pudieron plantarse y suspender sus inmersiones porque la precariedad generalizada en el mundillo les proporciono una falsa normalidad con la que navegaron hasta el final de sus vidas sin poder cambiar el rumbo de su destino. El primer día de trabajo Aconay se paseó con un corte en la mano, expresando su temor a sus amigos, sobre las pésimas condiciones de trabajo que finalmente pudieron con su vida. Una vida a cambio de mil asquerosos euros. Sin formación suficiente, sin equipo adecuado.
No nos hace falta conocer las causas del fallecimiento de Jesús, que trabajaba en la obra de ampliación del puerto de Motril, para estar seguros que las condiciones de trabajo eran inadecuadas.
Todas estas muertes solo son la punta del iceberg de una profesión prostituida por ajenos al buceo que juegan con la normativa desde cómodos despachos autonómicos, en connivencia con explotadores dispuestos a arriesgar vidas de otros para mejorar su margen de beneficios.
En España es necesario y urgente que se tomen medidas y que las autoridades nacionales escuchen a los verdaderos expertos, profesionales y sindicatos para establecer una nueva y completa legislación comparable a la que tienen en los países desarrollados.
Queremos formación adecuada, condiciones de trabajo dignas, seguridad, retribuciones justas y el fin del desconcierto legal y el intrusismo.
El mundo del buceo profesional está de luto y necesita ahora más que nunca que los buzos levanten la voz para decir Basta!!.
No más muertos.
fuente gpsbuceo