Los peces del Océano antártico son capaces de fabricar sus proteínas anticongelantes para poder sobrevivir en el hielo. Ahora se ha descubierto que estos peces pueden sufren también un efecto secundario y es que los cristales de hielo que se forman en sus cuerpos son capaces de resistir también a la fusión cuando la temperatura del agua sube y es más cálida.
El doctorando Paul Cziko de la Universidad de Oregón, junto con los profesores Chi-Hing “Christina” Cheng y Arthur DeVries del departamento de biología animal de la Universidad de Illinois, dijo que estas proteínas anticongelantes presentes en los peces del la Antártida son capaces también de frenar la fusión de los cristales de hielo dentro del cuerpo de los peces, en otras palabras son proteínas de antifusión.
Este artículo ha sido publicado en PNAS.
Cinco familias de peces son capaces son capaces de resistir las temperaturas tan bajas de la Antártida
En este mar tan gélido que rodea la Antártida viven cinco familias de estos peces que son capaces de resistir a temperaturas verdaderamente bajas. La capacidad que tienen de vivir en estas aguas es extraordinaria ya que constituyen el 90% de la biomasa íctica de la región.
DeVries, fue el primer investigador que descubrió las proteínas anticongelantes de la Antártida al final de los años 60. Fue el primero en describir como actúan estas proteínas que se unen a los cristales de hielo en la sangre para evitar así que los peces se congelen.
En este nuevo estudio, el equipo de investigadores, ha examinado si las proteínas anticongelantes unidas a los cristales de hielo en el interior de estos peces podrían descongelarse al subir la temperatura del agua. Cuando los investigadores calentaron los peces a temperaturas superiores al punto de fusión previsto, algunos cristales de hielo presentes en la parte interna no se fundieron. El hielo que no se ha fundido en el punto de fusión normal, se indica como “sobrecalentado”.
Los investigadores también encontraron los cristales de hielo en los peces nototénidos silvestres que nadan en aguas más cálidas durante el verano antártico donde las temperaturas un poco más altas hacen pensar que estos peces se libran del hielo. Los investigadores haciendo unas pruebas en laboratorio han desvelado que las proteínas anticongelantes eran las responsables de prevenir la formación de cristales de hielo en el cuerpo.
La doctora Cheng dijo que este descubrimiento puede ser el primer ejemplo de hielo sobrecalentado en la naturaleza.
El doctorando Cziko, junto con otros buceadores, colocó un dispositivo para poder registrar así la temperatura en el estrecho de McMurdo, uno de los puntos más fríos de todo del planeta. El dispositivo ha registrado la temperatura durante 11 años, durante prácticamente la vida media de un pez nototénido.
Observaron que en ningún momento las temperaturas habían aumentado lo suficiente para poder superar el efecto de anti fusión de las proteínas anticongelantes, en otras palabras para poder eliminar completamente el hielo del cuerpo de los peces.
Los investigadores creen que la presencia del hielo en el interior del cuerpo de los peces podría tener consecuencias negativas, pero a día de hoy no ha habido algún caso.
La investigadora Cheng dijo que si los peces tienen estos cristales de hielo, sería posible que estos cristales pudieran obstruir los pequeños vasos capilares y así provocar inflamaciones. Mientras, el investigador Cziko compara estos efectos al amiento para los pulmones o coágulos de sangre en el cerebro.
Los investigadores piensan que como este hielo se acumula en el bazo de los peces, se piensa que aquí habría un mecanismo para poderlo eliminar.
Estos peces con todas estas características han podido sobrevivir en la Antártida y sobre todo han evolucionado para poder dominar el Océano más frío del planeta. Otro aspecto importante es que los registros de temperatura antes o después nos darán los datos necesarios para saber más sobre el cambio climático, afirmó la investigadora Cheng.
fuente cienciaybiologia