La zona de Marsa Alam, en el sur del Mar Rojo, se impone como un referente para la práctica del buceo. Con la ventaja de no estar tan masificada como el norte, en 2001, tras la construcción de su aeropuerto, fue elegida por el Gobierno de Egipto como nueva atracción turística de la región. Y es que sus aguas turquesas, resguardadas por una costa abrupta, invitan a sumergirse en ellas.
Quien decida explorar sus profundidades podrá encontrarse con gran diversidad de especies y vida marina, como dugongos, tiburones martillo, grandes grupos de delfines y coloridos arrecifes de coral, que destacan por tener una vida más sana que en el norte.
El buceador más valiente también podrá encontrarse con tiburones puntas blancas oceánicos o longimanus, pues Marsa Alam es una de las mejores zonas para contemplar a estos depredadores.
Un poco más al norte y más accesible para el viajero se encuentra Hurgada, que en los últimos años ha pasado de ser un pequeño pueblo pesquero a una gran zona turística con más de cien hoteles gracias al buceo, siendo a día de hoy el segundo destino más demandado en el Mar Rojo.
Sin embargo, a pesar de las numerosas construcciones, se han llevado a cabo varias medidas de conservación de la vida marina encabezadas por varias ONG egipcias. Además, gracias a su estratégica localización, el turista podrá combinar la inmersión acuática con visitas a Luxor y al Valle de los Reyes.
fuente madridpress