Como tantas otras mañanas salió a bucear porque la pesca submarina le apasionaba. Tenía toda la vida por delante, pero la suerte de Daniel se esfumó ayer por completo. Los efectivos de la Guardia Civil encontraron el cuerpo sin vida de este buceador, de 34 años, cerca de la playa La Isla de Mazarrón. Se confirmaba la tragedia que se mascaba entre los familiares durante las angustiosas horas en las que se prolongó el dispositivo de búsqueda del buceador.
Este mazarronero salió a bucear ayer a las ocho de la mañana. Daniel García se sumergió en las aguas de la playa mazarronera sin bombona de oxígeno (a pulmón) y con arpón. A las once de la mañana debía de estar de regreso, porque él había quedado con su novia. Ella, al percatarse de que no volvía a la hora de la cita y de que él tenía el teléfono apagado, se alarmó. Por lo que recurrió al hermano de la víctima para ir a buscarlo.
Los dos se desplazaron hasta el Club de Regatas de Mazarrón y vieron que el coche de Daniel seguía aparcado. Fue entonces cuando comenzaron a alarmarse y salieron en un barco a buscarlo.
En la zona de la Isla de Paco encontraron la boya que Daniel utilizaba para sumergirse. No le avistaban. Comenzaba la peor de las angustias para la familia, que informó de la situación a la Guardia Civil para denunciar su desaparición. Todavía no eran las dos de la tarde y ya se mascaba la tragedia. Los agentes de la Benemérita activaron un dispositivo especial, junto a Cruz Roja, para intentar encontrar al buceador. Hasta el Club de Regatas se desplazaron numerosos agentes, ambulancias y un helicóptero se ocupó de rastrear la zona en la que buceaba Daniel.
Sufrieron ataques de ansiedad
Entretanto, sus familiares deambulaban aferrándose a cualquier ápice de esperanza para encontrarlo con vida. Primero fue localizado el arpón en el mar, pero ni rastro del joven de 34 años. Los minutos comenzaron a hacerse eternos para los familiares y los padres de la víctima tuvieron que ser atendidos por un psicólogo de Cruz Roja, debido a que sufrieron sendos ataques de ansiedad.
Las esperanzas de encontrarle con vida se iban difuminando conforme pasaba el tiempo. Al anochecer, sobre las 19 horas, el helicóptero desapareció del cielo y llegó a puerto una lancha de la Guardia Civil. En ella estaba el cuerpo sin vida de Daniel. Los familiares empezaron a desesperarse tras el cordón policial que se había puesto en el muelle porque se temían la peor de las noticias.
Una pareja de agentes de la Guardia Civil se encargó de comunicar el fallecimiento a los padres. Fueron los momentos de más tensión. Las lágrimas y la rabia se entremezclaban entre la veintena larga de familiares que se habían aproximado hasta allí. No daban crédito a lo sucedido. David había fallecido en el mar que tanto conocía.
fuente laverdad