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Cebo: La sardina, un cebo universal

La sardina es, probablemente, el pez más popular de todos cuantos habitan en nuestras aguas costeras. De carne grasa y extraordinaria capacidad de atracción visual y olfativa, la sardina, en sus distintas presentaciones es el cebo más universal de cuantos podemos emplear en la pesca de mar.

Si hay una especie que precisa de pocas presentaciones entre aficionados a la pesca de nuestro país, ésta es, sin duda, la sardina (Sardina pilchardus), un pez de la familia de los cupleidos, que todos hemos tenido la oportunidad de degustar y, en muchos casos, de emplear como cebo de pesca.

Presentación y conservación del cebo
Las distintas opciones de presentación y conservación de la sardina, como cebo de pesca deportiva, son amplísimas y diversas, pues abarcan desde el empleo del pez vivo hasta la conservación en salazón, pasando por el empleo en fresco, entero, en filetes, en dados o en tiras finas, sin olvidar el amplio número de engodos, pastas y masillas que pueden confeccionarse a base de sardinas.

Comenzaremos refiriéndonos al uso de este pez como cebo vivo, uno de los mejores de cuantos podemos emplear en la pesca de especies como la anjova, la lubina, la corvina, el pargo o el dentón; además del bonito, la albacora, el listado y todo tipo de predadores de aguas abiertas. Como bien conoce el lector, la sardina presenta dos inconvenientes fundamentales a la hora de emplearla como carnada viva.

En primer lugar, la de su adquisición, que ha de llevarse a cabo directamente a algún barco cerquero que faene en las inmediaciones de nuestra zona de pesca. Hay aficionados que no dudan en navegar varias millas para seguir la pista de las traíñas y asegurarse un par de kilos de sardinillas vivas. El segundo problema es el de su conservación, que ha de realizarse en viveros amplios y oxigenados mediante una bomba exterior. No suele ser suficiente el empleo de un oxigenador a pilas y resulta absolutamente imprescindible cargar el vivero con un número adecuado de individuos, unos 20 ó 24 ejemplares, a lo sumo. La vigilancia y el cuidado de estos verdaderos lingotes de plata deben ser constantes.

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Diferentes presentaciones
En cuanto a los usos de la sardina como carnada fresca, las presentaciones son numerosísimas, comenzando por el ejemplar entero, que puede presentarse a fondo o a media agua, como reclamo para ejemplares de talla, hasta llegar a los bocados más diminutos, caso de las pequeñas tiras de carne y piel, que, aseguradas a un anzuelo del número 4 ó 5 con unas vueltas de hilo elástico, constituyen una carnada excelente para especies como la caballa o el jurel. Entre las presentaciones más populares de estos cebos para el mar, destaca la cola de sardina, que se prepara con el tercio trasero del pez, una de las partes más consistentes y atractivas de este cupleido.

Si queremos aumentar significativamente la textura media de la carne de la sardina, la mejor opción es la de decantarnos por la salazón, bien de los ejemplares enteros, dispuestos entre dos capas de sal, bien de filetes de sardina, que prepararemos eliminando la cabeza, las vísceras y la espina central del pez

Sorprendentemente, muchas veces, estas sardinas en salazón, incluso después de varias semanas, se muestran extraordinariamente eficaces como cebos para el mar en la pesca a fondo de especies que tenemos por auténticas sibaritas, como es el caso de las grandes doradas de otoño, que suelen preferir la sardina salada a los ejemplares frescos, incluso recién pescados.

A medio camino entre la sardina fresca y la salada, se sitúa la salmuera, que se almacena en un recipiente con cierre hermético en el que prepararemos una disolución salina altamente concentrada, que servirá de conservante para las sardinas.

 

Ficha del cebo: la sardina (Sardina pilchardus)
Fondos: preferentemente, fondos de roca y mixtos. Puede usarse a media agua sobre fondos de arena, en busca de especies pelágicas que lleven a cabo sus pasos por estas franjas de mar.
Profundidad de pesca: se adapta a modalidades y fondos muy diversos, desde la pesca en roquedos de escasa profundidad, a 4 ó 5 metros de agua, hasta los 70 ú 80 metros. Es un cebo muy adecuado para la modalidad de gran fondo.
Técnicas: embarcación fondeada y pesca a garete.
Tipo de pescado: piezas de tamaño medio y gran tamaño. Especies: peces ligados al sustrato rocoso: congrios, pargos, dentones, samas, corvinas; especies prototípicamente cazadoras: lubinas, anjovas, chicharros, palometas; grandes depredadores de aguas abiertas: albacoras, bonitos, listados; además de un sinfín de especies, siempre que acertemos con la presentación y el anzuelado idóneos.
Conservación: viva, fresca, en salazón o en salmuera. Nunca congelada.
fuente federpesca

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