Cinco vecinos de San Adrián, Óscar Serra Cabezón, Mikel Cisneros San Miguel, Susana Fernández Urzay y sus sobrinos, Dario y Josian García Fernández, descubrían en agosto varios ejemplares de un pez desconocido en el río Ega, la lamprehuela, Cobitis Calderoni. Pequeño y alargado, no supera los 8,2 centímetros, es blanquecino y con manchas oscuras.
Al principio pensaron que eran misgurnos o peces dojo, una especie originaria de Asia introducida ilegalmente en España, un caso similar al siluro.
Tras ponerse en contacto con Seprona, la Confederación Hidrográfica del Ebro y el departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local del Gobierno de Navarra, y enviarles documentos gráficos capturados con el móvil, comprobaron que estaban equivocados. Se trata de un ejemplar endémico de la Península Ibérica catalogado en peligro de extinción. “Nos gusta la naturaleza y las tardes de verano las disfrutamos en el campo. Quién nos iba a decir que protagonizaríamos un descubrimiento de tal envergadura”, explicó Óscar Serra.
El departamento de Medio Ambiente confirmó la importancia de este descubrimiento ya que se trata de una especie de interés especial y vulnerable. Aunque ya tienen datos de hallazgos anteriores será en primavera, cuando las condiciones del río lo permitan, el momento en el que se llevarán a cabo los muestreos de pesca eléctrica, un sistema que permite estudiar los ejemplares sin causarles ningún daño.
APARIENCIA DEL PEZ
La lamprehuela está cubierta de escamas diminutas con un foco central. La zona más ventral presenta una serie de entre 15 y 18 manchas oscuras rectangulares, alargadas verticalmente.
La coloración de machos y hembras es similar. Tiene una boca ínfera con tres pares de barbillas, ojos pequeños y una espina suborbital bífida eréctil. La inserción de la aleta dorsal se encuentra detrás de la ventral.
Vive en aguas claras con fondo de arena o grava en el curso alto y medio de los ríos. Se alimenta de invertebrados, detrito y algas unicelulares.
Es una especie endémica de la Península Ibérica distribuida en las cuencas de los ríos Duero y Ebro, así como en las cabeceras del Lozoya, Jarama, Tajuña y Manzanares, en la cuenca del río Tajo, y en la cabecera del Sil.
PELIGROS PARA LAS ESPECIES AUTÓCTONAS
La mayor amenaza para esta especie y otras autóctonas es laintroducción de ejemplares exóticos invasores que pueden provocar graves cambios en las poblaciones de peces en los ríos, así como cambios irreversibles en los ecosistemas.
Las malas prácticas de pescadores no concienciados con la conservación ponen en grave peligro a especies como esta y pueden provocar cambios dramáticos en la ictiofauna del río.
fuente diariodenavarra