Tal vez pocos imaginan que en Estocolmo es posible ver un barco original de dimensiones asombrosas construido entre los años 1625 y 1628 (es el único barco sobreviviente de esa época), y aún en increíbles condiciones de conservación. Un barco que demás fue protagonistas de una de las historias más vergonzosas de la historia de la ingeniería naval, como si fuera un “Titanic” del siglo XVII: proyectado como el mayor y mejor buque de guerra jamás construido por la armada sueca, ornamentado con 1.200 esculturas y hasta un escudo real recubierto en láminas de oro, apenas pudo navegar 300 metros el día de su botadura, para terminar pasando 333 años en la profundidad del mar.
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Se llama barco Vasa, nombre de la dinastía que mandó construirlo en Estocolmo. Lo increíble es saber como es que éste gigante de los mares (o de las profundidades) llegó varios siglos después a ser una de las atracciones más visitadas del país y de toda Escandinavia, cómodamente exhibido en un museo diseñado especialmente para ello.
El barco era la promesa naval de Suecia para afrontar los conflictos con sus países vecinos. Para ello, se pensó en un diseño de 69 metros de eslora, con tres mástiles capaces de soportar diez velas y movilizar alimentado por el viento una monstruosidad (incluso actualmente sorprenden sus dimensiones) de unas 1.200 toneladas. Diseñado para soportar decenas de batallas, además de bravías tormentas en aguas nada calmas, el Vasa fue modificado en su diseño en plena construcción y por orden (o capricho) del rey, para agregar una fila extra de cañones a modo de fortaleza invencible. Así se destinaron dos cubiertas completas para cañones que acrecentaron el peso, algo que hubo que compensar con 120 toneladas de piedra en el fondo del navío para estabilizarlo una vez en el agua. En total, más de 400 personas trabajaron durante tres años para hacer realidad el barco, y entre ellos, había notables escultores y artesanos.
La travesía inicial y final del barco fue de apenas 300 metros. Al zarpar desde Estocolmo en 1928, el Vasa no pudo soportar las primeras ráfagas de viento, y al inclinarse, el agua comenzó a entrar por las aberturas de los cañones. La tragedia pudo haber sido mayor, porque en el rápido hundimiento murieron 30 de los dos centenares de tripulantes. Siendo que cada medida del diseño fue aprobada por el rey, difícil sería encontrar un culpable: el mayor fallo sería precisamente el enorme peso de los cañones en la parte superior del buque, tanto que terminó afectando su estabilidad. Una sucesión de hechos y decisiones desafortunadas explicarían que el Vasa se tomara 333 años para salir a flote,después de permanecer todo ese tiempo a 30 metros de profundidad.
En el año 1956 se pudo localizar nuevamente el barco Vasa para comprobar que estaba muy bien conservado bajo las aguas del Mar Báltico. La baja concentración de sal y la ausencia de especies que deterioren la madera en la zona confirmaron que el barco podría salir de las profundidades nuevamente, tarea para nada sencilla a nivel técnico. El Vasa es sacado a superficie en el año 1961 a través de un sistema de cables y gruas que tomó varios años diagramar y ejecutar. Las tareas de secado y restauración tomaría varios años más no exentos de complejidad.
Holger.Ellgaard (exterior del museo Vasa)
Hacia el año 1981 se decide construir un museo para exhibir el barco de modo permanente, proyecto que se concreta en el año 1990 cuando el museo Vasa abre sus puertas.
No sólo se pueden apreciar las colosales dimensiones del barco, sino además algunos de los 14.000 objetos recuperados, 700 esculturas también restauradas, y hasta algunos restos óseos de la tripulación. El Vasa era además de un buque de guerra un auténtico palacio flotante que ensalzaba el ego del rey y la propia monarquía además del poderío de Suecia por entonces. Todo se encuentra bajo un permanente estudio para mejorar la conservación mientras el deterioro no se detiene.
Roger (Una postal antigua del barco en restauración)
Mercury dog (la maqueta del barco en su etapa operativa)
Thomas Quine (Maqueta con detalle del interior, y los dos pisos con cañones)
ashraful kadir (Otra vista del Museo Vasa)
Andy G. (Detalle de la pintura original del barco en otra maqueta)
Tu (No sólo era un buque de guerra, también era un palacio flotante con excesiva ornamentación y cientos de esculturas)
El éxito del museo ha sido tal que tuvo que ampliarse en el año 2011 para recibir más de un millón de visitantes anuales. Y es por supuesto, una de las visitas ineludibles a hacer en una estadía enEstocolmo. De hecho, por sí solo, vale un viaje a ésta ciudad escandinava.