La pesca a mosca es quizá la más romántica de todas las modalidades de este bello deporte. Aunque a veces excesivamente idealizada, si hay que reconocer que la belleza de su técnica, la forma en la que ataca el pez nuestros señuelos, la facilidad para la captura y suelta y por supuesto, los parajes donde podemos practicarla está multiplicando los adeptos.
La mayor complejidad para iniciarnos en esta técnica la tenemos en el lance. Para que podamos llevar a nuestra ligera mosca cerca del pez necesitamos usar líneas pesadas y lo haremos desde una distancia considerable para que nuestra astuta presa no vea el movimiento, todo de una forma precisa si queremos conseguir una picada.
Pero la dificultad no es la única razón por la que la pesca a mosca haya sido minoritaria en muchas regiones, como ocurre en España. También está el coste. Los equipos y accesorios no son baratos pero tampoco en exceso si lo compramos con otras técnicas de pesca.
El tercer motivo para su menor desarrollo ha sido la limitación geográfica. La pesca a mosca ha estado relacionada especialmente con los salmónidos (trucha, salmón, reo) lo que limitaba mucho las zonas donde practicarlo y en una temporada (de marzo a julio o agosto) también muy corta. Pero todo esto se está superando. Podemos pescar a mosca mucho más que truchas: barbos, lucios, basses o incluso carpas nos ofrecen grandes oportunidades de pesca todo el año y cerca de casa.
Tiempo y paciencia
Con todo ello, iniciarse a la pesca a mosca es más que recomendable, pero sin ser precisamente la técnica ideal para los impacientes que quieren pescar desde el primer día. Tomarse su tiempo y aprenderlo de la mano de un instructor o un pescador experto es lo más recomendado.
El aprendizaje de la pesca a mosca es una labor continua en el tiempo, pero si coges malos hábitos cuando comienzas a familiarizarte con esta técnica, tendrás muchas dificultades para corregirlos en el futuro. Esto obliga a que realicemos muchas prácticas de lance, en río y también en seco. Hasta que no se controle satisfactoriamente una técnica de lanzado que permita presentar las moscas con precisión a una distancia mínima de 10-15 metros, no debéis precipitaros para intentar conseguir las primeras capturas en el río.
Equipo para comenzar
En este arranque no debemos realizar grandes inversiones. La mejor opción es comprar algún “combo” de caña, carrete y línea que ofrecen distintas marcas y de bajo coste. La caña más común para empezar deberá ser de 9 pies (2,70 metros) y la numeración de la línea más estándar del 5.
Respecto a las moscas, sin tener la experiencia suficiente ni haber pescado un gran número de jornadas para saber cual funciona mejor, también es una buena opción hacerse con diferentes packs de moscas secas, efímeras, ninfas… Es importante que vayamos familiarizándonos a observar el entorno y elegir el insecto que consideremos más adecuado.
También es recomendable que nuestras primeras practicas en agua se hagan en zonas sencillas como lagunas de pesca o cotos intensivos con truchas de repoblación, generalmente arcoiris. Estos peces no son tan exigentes y entran con facilidad a la mayoría de las moscas que presentemos. Esto nos permitirá conseguir experiencia que nos lleve a entornos más exigentes.
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