Según surge de un nuevo estudio, las inmersiones de buzos afectan a la población de algas e invertebrados marinos en algunos de los arrecifes rocosos más “visitados” de la costa de Puerto Madryn, considerada la capital argentina del buceo. El trabajo refleja la necesidad de educar a los miles de turistas que ingresan a las zonas reservadas para realizar esa práctica.
“La actividad del buceo genera un disturbio cuando los buzos tocan a las especies que viven en el fondo”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir el doctor Gregorio Bigatti, investigador del CONICET en el Laboratorio de Reproducción y Biología Integrativa de Invertebrados Marinos (LARBIM) del Centro Nacional Patagónico (CENPAT), en Puerto Madryn.
El trabajo, publicado en la revista científica “Marine Environmental Research”, tuvo su origen en la tesis de licenciatura de Gonzalo Bravo en la sede Puerto Madryn de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), en la que Bigatti también es docente. Los investigadores documentaron, mediante fotografías submarinas no invasivas, la cobertura, estructura y composición de las especies que viven sobre los arrecifes rocosos usados para el buceo recreativo, como distintas algas, caracoles, erizos y gusanos marinos. Y compararon su flora y fauna con la de lugares cercanos, de las mismas características pero no frecuentados por buzos.
Los resultados del análisis mostraron un impacto crónico pero moderado en las zonas de buceo, puntualizó Bigatti. Por ejemplo, comprobaron que disminuyó la cobertura de macroalgas nativas y aumentó la del alga invasora Undaria. “Durante las inmersiones de buceo recreativo se podrían realizar charlas informativas para que los buzos no interaccionen con los organismos y disminuir así al mínimo el impacto sobre esas especies”, destacó Bigatti. Puerto Madryn recibe actualmente alrededor de 7.000 buzos por año, cifra que se duplicó en una década. Las conclusiones de este trabajo fueron comunicados a la Secretaría de Turismo de Puerto Madryn, que se encargará de monitorear los parques subacuáticos que tienen carácter turístico recreativo, de observación, investigación o estudio científico, aunque aún deben ser reglamentadas por la autoridad provincial de turismo y áreas protegidas.
Además de Bravo y Bigatti, participaron del estudio Federico Márquez y María Martha (Pitu) Méndez del CONICET y la UNPSJB, y Ezequiel Marzinelli, de la Universidad de Gales del Sur, en Australia. El estudio fue financiado porProyectosub, una iniciativa de divulgación científica con énfasis en la conservación de los invertebrados marinos patagónicos.
El doctor Gregorio Bigatti, investigador del CONICET en el Laboratorio de Reproducción y Biología Integrativa de Invertebrados Marinos (LARBIM) del Centro Nacional Patagónico (CENPAT), en Puerto Madryn, destaca la importancia de educar a los turistas que practican buceo.
El estudio de los investigadores del CONICET en el Centro Nacional Patagónico determinó el modo en que el buceo recreativo afecta a la población de algas e invertebrados marinos en algunos de los arrecifes rocosos más “visitados” de la costa de Puerto Madryn.
fuente tiempopatagonico