Seis meses de cárcel y 18 de inhabilitación para ejercer la tarea de instructor de submarinismo es la condena que el juzgado de lo Penal número 1 de Pontevedra ha impuesto a Ángel R. P., monitor de buceo que el domingo 11 de abril de 2010 impartía una clase a varios alumnos en las inmediaciones del islote Areoso, falleciendo durante las mismas Beatriz García Fernández, de 37 años y vecina de Vilagarcía, que se quedó enganchada en unas redes de pesca.
La sentencia, que califica los hechos como un delito de homicidio imprudente, se dictó “in voce” al estar de acuerdo con la resolución tanto la defensa, como el fiscal, valorando sobre todo las atenuantes de reparación del daño y de dilaciones indebidas. El dictamen es firme, al expresar ambas partes su intención de no recurrirla.
Los hechos por los que ha sido juzgado Ángel R. P., responsable del Club Buceo Vilagarcía, se remontan al 11 de abril de 2010 cuando un grupo de alumnos realizaba su cuarta práctica de buceo en aguas abiertas en las inmediaciones de Xidoiros, como parte de un curso de iniciación impartido por el club de Vilagarcía.
Una vez realizada la inmersión, Beatriz García se extravió del grupo, quedándose atrapada entre unas redes de pesca que se encontraban en el lugar, falleciendo a consecuencia de asfixia por inmersión, al sufrir un edema agudo de pulmón.
Normas elementales
El escrito del juez titular de la sala de lo Penal número 1 de Pontevedra considera probado que Ángel R.P. “omitió” como instructor de buceo “las más elementales normas de precaución profesional, al no abortar la inmersión al inicio de la misma, tras detectar la existencia de varias redes y aparejos de pesca en el lugar en el que se estaba llevando a cabo la práctica de buceo”.
También se hace referencia a que la visibilidad bajo el agua en el momento de la inmersión en la zona “era escasa” y apunta que “no se realizó la supervisión directa de los alumnos en todo momento, llegando a ascender hasta en dos ocasiones acompañando a un alumno, permaneciendo el resto del grupo bajo el agua, fuera de su control, contraviniendo así las reglas establecidas por Acuc Open Water Driver”.
El acusado tenía asegurada su actividad tanto por una entidad privada como por la Federación de Actividades Subacuáticas, a la que pertenecía, las cuales se encargaron de hacer frente a las indemnizaciones que correspondían a los familiares de la fallecida.
La mujer se enganchó en unas redes que permanecían en el fondo sin señalizar y caladas de forma ilegal. El nerviosismo de la situación la llevó a enredarse todavía más en ellas, sin conseguir soltarse. La mujer no contaba con ninguna herramienta que le permitiera soltarse de las redes, como un cuchillo para cortar las cuerdas.
Los propios integrantes del Club Buceo de Vilagarcía fueron los que la rescataron y la acercaron a tierra en una de las dos zódiacs que utilizaban, en concreto, al muelle de O Xufre, en A Illa de Arousa, llegando a movilizarse el helicóptero de Salvamento para trasladarla a un centro hospitalario de Vigo. Sin embargo, la mujer acabaría falleciendo posteriormente al no conseguir los efectivos de emergencias que se recuperase del edema pulmonar que se produjo durante la inmersión.
fuente farodevigo