Con la irrupción de los primeros rayos del sol, sobre las siete de la mañana, comienza la jornada de cuarenta horas ininterrumpidas para una de las tres tripulaciones del Servicio de Reservas Marinas en Almería. Desde su base actual, el club náutico de Aguadulce, se adentra en el mar el barco Riscos de Famara. Es una embarcación rígida de 19,5 metros y alrededor de 860 caballos de potencia. Está destinada a la reserva marina y de pesca de Alborán junto al buque Las Galeras y la semirrígida Piedra Escuela. Para la guardapesca en el Cabo de Gata-Níjar disponen de otros dos buques, Cerro de Lobos y Punta las Sirenas. Todos están equipados con tecnología precisa y avanzada para la vigilancia y el control de cualquier actividad en las reservas integrales: cámaras para la obtención de filmaciones georreferenciadas, prismáticos de visión nocturna, telescopios con sistema de grabación de imágenes en alta resolución… A la hora de preservar la riqueza biológica y pesquera de uno de los enclaves marinos mejor conservados del Mediterráneo todos los medios son pocos, sobre todo con el auge de las prácticas ilegales y pesca furtiva en tiempos de crisis. Pero no sólo se encargan de labores de control y sanción.
Las embarcaciones del Servicio de Reservas Marinas, contratado a la empresa pública Tragsatec, también cuentan con materiales orientados a otros cometidos de carácter científico e investigador como cámaras para filmaciones submarinas, dos robots para las grabaciones en zonas profundas (ROV), más allá de los 100 metros de profundidad, indumentaria de buceo para las tripulaciones y un sistema de mapa dinámico con cartografía temática específica. La Secretaría General de Pesca les encarga la toma de muestras en ámbitos como el crecimiento de las posidonias o la proliferación de poblaciones de cetáceos. Otra de sus encomiendas está en la isla de Alborán, donde realizan tanto el mantenimiento del edificio del faro, cedido mediante convenio con la Autoridad Portuaria desde 2003, como de las instalaciones anexas y la supervisión de la red sísmica. La inversión anual para el funcionamiento del servicio en el último año fue de 1,2 millones de euros, que serán 904.000 durante el ejercicio en curso.
Los guardianes de las reservas integrales trabajan en turnos de 40 horas y descansan después seis días consecutivos. Las tres tripulaciones están formadas por patrón, mecánico y marinero, de los que al menos uno cuenta con la titulación de guardapescas marítimo, con preparación para las inmersiones submarinas, más un patrón polivalente.
Los objetivos de las reservas, que se remontan a 1995 en Cabo de Gata-Níjar y 1997 en la isla de Alborán, pasan por la protección, regeneración y el desarrollo de los recursos para mantener las pesquerías sostenibles. Lejos de lo que pueda parecer, a la hora de impedir actividades ilegales o no permitidas, su función no tiene un afán recaudatorio. Apenas dos o tres expedientes sancionadores al mes en los meses del invierno, los mismos cada semana durante la temporada de verano avalan un desempeño más divulgativo e informativo que castigador. Y es que parte de su jornada en el mar, sobre todo en aguas del parque natural de Cabo de Gata-Níjar, la dedican a informar a los usuarios y aficionados de la existencia y regulación de las reservas. Eso sí, los furtivos y aquellos que tienen un carácter de reincidente pasan por caja con multas para aquellas infracciones graves que parten de los 601 euros. Como no tienen la condición ni figura de agentes de la autoridad, no pueden dejar ningún cabo suelto. Hora, fecha, coordenadas y imágenes acampañan a cada uno de los expedientes que presentan a la Subdelegación del Gobierno en Almería para la tramitación de la denuncia.
No hay barco ni actividad en las aguas de la reserva que pueda realizarse sin autorización. En el recorrido por la de Alborán, los tripulantes del Riscos de Famara piden la documentación a dos pesqueros que se cruzan por su camino cuando más apretaba el oleaje. Un barco con base en el puerto de Roquetas y otro buque de Motril son interceptados por los guardapescas. Comprueban si la documentación y permisos están en regla en las páginas de un censo que llevan a bordo y si tienen duda preguntan a través de la emisora o incluso a gritos a los pescadores que interrumpen su faena por unos minutos. “Todo correcto, pueden seguir”. Y así se suceden las embarcaciones en el entorno de la isla de Alborán que comprende caladeros de especies de elevado valor comercial como la gamba roja. Su trabajo en la del parque natural de Cabo de Gata es vital para el mantenimiento de pesquerías que puedan permitir a los pescadores artesanales de la zona preservar su modo de vida tradicional. También supervisan otras actividades de bajo impacto ambiental (buceo autónomo y rutas en barco) que contribuyen al desarrollo económico de las poblaciones locales. Eso sí, está tajantemente prohibida la pesca submarina que tanto ha crecido en tiempos de recesión, así como las extracciones de flora y fauna marinas no autorizadas. A veces tienen que lidiar con amenazas de furtivos y amantes de la pesca recreativa que no entienden de normas. Es la cruz de una labor medioambiental que disfrutan como amantes de la naturaleza, marineros a los que les gustan las olas y sentirse arropados por los calderones y delfines.
El Servicio de Reservas está dando resultados. Recientemente la comisión evaluadora internacional de las zonas especialmente protegidas de importancia para el Mediterráneo (ZEPIM) constató la notable mejoría de las zonas de protección pesquera en Almería e incrementado la regulación para proteger los hábitats marinos. Ya en enero se publicó en el Boletín Oficial del Estado la actualización de las reglas para pesca profesional en la reserva marina de Cabo de Gata-Níjar, una orden que modifica los horarios y días de actividad permitidos a la flota para adaptarlos a las normas generales del caladero nacional del Mediterráneo. Tan sólo allí medio centenar de barcos de pesca profesional y otros 370 de recreativa disponen de autorización, si bien todas las capturas están sometidas a límites de tallas y especies establecidos.
fuente elalmeria