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Los buceadores niegan que las Illes Medes sean una rambla subacuática

Los centros de buceo del Estartit niegan que el incremento de inmersiones diarias que prevé la modificación del Plan de Usos y Gestión (PRUG) de las Illes Medes convierta el fondo marino en una ” rambla subacuática”. El representante de los centros, Ramon Silicea, asegura que pasar de 396 inmersiones al día a 73.000 al año sólo les da “más flexibilidad” para programar la temporada pero que, al final, el número de inmersiones anuales será similar. Los centros de buceo critican que se culpabilice a los buceadores de la degradación del fondo marino y exponen que existen otros factores contaminantes que no tienen nada que ver con las inmersiones. “Los problemas se evitan educando al buceador, no prohibiendo”, afirma.

“La mejor solución no es reducir las inmersiones, sino educar al submarinista”, opina el representante de los centros de buceo del Estartit. De este modo, las empresas que se dedican a organizar salidas de buceadores en las Islas Medas salen al paso de las críticas que han vertido ecologistas y biólogos a la modificación del PRUG que, en la práctica, permite más inmersiones diarias en el entorno de este archipiélago de gran valor medioambiental.

El Gobierno propone autorizar hasta 77.000 inmersiones anuales en las Islas Medes, de las cuales, según Silicea, unas 73.000 serían para los centros de buceo y que el resto son para usuarios particulares. Con el plan de regulación actual, la Generalitat ofrece 400 inmersiones al día (396 para centros de buceo). Haciendo el cómputo anual y no con límites de inmersiones diarias, lo que podrán hacer los centros de submarinismo es, en momentos de máxima demanda, sobrepasar este tope de 400.

Más flexibilidad
Silicea asegura que esto no quiere decir convertir el fondo marino en una “rambla”, tal como acusan entidades ecologistas, porque, asegura, al cabo del año seguro que no llegarán a las 70.000 pero pueden tener “más flexibilidad” para adaptarse a la demanda y atraer turistas. Entre 2010 y 2014, los centros de las Medes han hecho entre 53.000 y 59.900 inmersiones al año ya que trabajan unos 200 días al año, descontando los que hace mal tiempo o no llenan, y tenían este máximo de 396 inmersiones. Ahora, los días con más submarinistas, no tendrán límite hasta llegar a este máximo de 73.000 anual.

En la zona hay diecinueve centros de buceo que organizan salidas a las Illes Medes, trece del Estartit, dos de L’Escala, dos de Roses, uno de Begur y otro de Llafranc. Ramon Silicea remarca que es una actividad económica muy importante para la zona, que tiene un impacto de unos 10 millones de euros y que trabajo a unas 200 personas. Por ello, apuesta por incorporar algunos mecanismos para asegurar que se preserve el fondo marino y la biodiversidad pero sin poner en riesgo la supervivencia de la actividad.

Así, los centros de buceo plantean una serie de medidas para asegurar que todos los buceadores se comportan de forma respetuosa con el medio ambiente. “Los buceadores leñeros son la minoría y, además, se pueden reeducar”, afirmó el biólogo y cámara subacuático Manuel González. Silicea explicó que proponen incrementar el control en los buceadores, hacer eco-briefings ‘durante el cual conciencien los buceadores antes de salir a mar, hacer inmersiones tuteladas, trabajar con el Parque para crear charlas en diferentes idiomas destinada a turistas o situar profesionales en zonas especialmente sensibles para que comprueben que todas las inmersiones son respetuosas con los fondos marino. “Somos los primeros interesados en preservar el fondo marino”, expuso Silicea.

No son los únicos culpables
Los centros de buceo critican que se les acuse de ser los culpables de la degradación de los fondos marinos. Por ello, aportan el punto de vista de un biólogo experto que hace treinta años que toma imágenes sobre el estado del entorno de las Illes Medes. Manuel González critica que los estudios que se realizan se centran en las consecuencias de las inmersiones y no tienen una visión global de lo que puede estar afectando el fondo marino.

Según González, hay muchos cambios en el ecosistema del entorno de las Islas Medes que no se pueden atribuir a las actividades subacuáticas. El biólogo asegura que hay “parcialidad y carencias” en los estudios que ponen en duda la compatibilidad de la biodiversidad con el submarinismo.

Manuel González ha hecho un listado de factores que pueden impactar en el fondo marino de las Medes que no se tienen en cuenta en muchos estudios: el impacto de contaminantes que aportan los ríos Ter y Daró, el papel de las depuradoras urbanas en el mar , la aparición de peces muertos en las desembocaduras de los ríos y si la causa puede afectar también especies marinas, que está causando la desaparición de algunas especies como los mejillones o los pulpos o el origen de la reducción de las poblaciones de gorgonias o posidonias. El biólogo cree que esta situación no puede ser responsabilidad única y exclusiva de los submarinistas y, por ello, pide no esgrimir el estado del fondo marino como argumento para limitar las inmersiones.

Sin voto definido
Los centros de buceo aseguran que trabajan con “inseguridad jurídica” porque desde hace doce años se rigen con una “acreditación temporal”. “Los que ponen hamacas en las playas tienen más seguridad jurídica que nosotros”, afirmó Silicea. Por este motivo, pide que se regule el sector teniendo en cuenta la importancia económica que tiene y sentarse para consensuar una gestión que equilibre el medio ambiente con el componente turístico.

Con todo, adelanta que aún no tienen definido el voto en la junta rectora del Parque, que tendrá lugar el martes. Ramon Silicea explica que, a las puertas de la temporada, aunque no están definidas el número de boyas para inmersiones que habrá ni concretada la actividad que podrá hacer cada centro de buceo y, por ello, tienen dudas acerca de si se puede aplicar para este verano sin poner en riesgo la campaña de verano.

fuente lavanguardia

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