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Hito de la ciencia nacional: reproducen en cautiverio al mero guasa

Científicos del Oceanario Islas del Rosario en Cartagena lograron, por primera vez en la historia de la investigación piscícola mundial, la reproducción y supervivencia en cautiverio de la especie Mero Guasa, pez en vía de extinción que hoy encabeza la lista roja en el mundo de animales marinos que tienen que ser protegidos, y que llaman a la investigación urgente.

“Hace 38 días alcanzamos un paso gigante en el cultivo y reproducción en laboratorio de cerca de 8 mil alevinos o juveniles de la especie de Mero Guasa. Un punto al cual no habíamos podido llegar en 20 años de investigaciones. Esta especie de mero es la segunda más grande del mundo, después del Mero Gigante, y puede alcanzar hasta los tres metros de longitud y 400 kilos de peso en edad adulta”, ralata Jaime Rojas, director científico del Oceanario Islas del Rosario.

El equipo de científicos, del cual hacen parte analistas del Centro de Investigación de Acuicultura de Colombia, Ceniacua, desarrolló el método para la reproducción asistida de este pez con el objetivo de poblar los mares y de abrir una alternativa para la piscicultura en las costas Atlántica y Pacífica.

“Superamos dos etapas cuello de botella que son el desove y después la larvicultura, que siempre nos habían arrojado un 100 por ciento de mortalidad en los primeros 30 días, pero hoy le anunciamos al mundo que mantenemos vivos 8 mil alevinos de más de un mes de nacidos en un logro que nos ha valido el reconocimiento de científicos de todo el planeta que ven este resultado como único”, agregó Andrés Suárez, director de Ceniacua.

Lo que hoy hace tan seguros a los investigadores de haber encontrado el método óptimo de reproducción asistida de la especie, es el hecho, entre otros factores, de que la etapa de supervivencia de las larvas se llevó a cabo en dos escenarios distintos: en aguas insulares del Oceanario islas del Rosario y en los laboratorios de Ceniacua ubicados en aguas continentales de Punta Canoa, en el norte de Cartagena, bajo condiciones diferentes de agua y clima.

“Si se logra repoblar el Caribe colombiano con Mero Guasa producidos en laboratorio, además de ser una estrategia para su conservación en el medio natural, se convierte este mero en un depredador natural del Pez León que es considerado un invasor de nuestros mares y que está amenazando los recursos marinos” dice Linda Guiza, investigadora de Ceniacua.

Una noche esperada por 20 años

Esta exitosa reproducción en cautiverio se dio gracias a que el Oceanario Islas del Rosario, ubicado en el Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo, a una hora en lancha desde Cartagena, es el único lugar del mundo que conserva un lote de más de 50 reproductores de Mero Guasa conformado desde hace más de 20 años con fines de investigación. El Mero Guasa es un pez que puede vivir hasta 37 años.

Sin embargo, luego de implementar por varios años diversas técnicas de reproducción, el milagro de vida se dio en la noche del pasado 9 de mayo.

“En la investigación, mensualmente, cerca del día de luna llena, se evalúan 15 diferentes reproductores con el fin de seleccionar una hembra y un macho que presenten las mejores condiciones reproductivas. A inicios del mes de mayo se seleccionó un macho de 103 centímetros y una hembra de 107 centímetros, cada uno de nueve años de edad, los cuales fueron trasladados al tanque de reproducción” explica el Biólogo Marino Jaime Rojas, quien es además el director del proyecto.

El escenario es un tanque semisumergido en el mar de once metros de diámetro por cinco metros de profundidad y con una capacidad de 150.000 litros de agua.

Después de un cortejo de varias horas, en el cual la hembra acosa e incita al macho, cerca de la media noche se presentó el evento de reproducción en el cual la hembra liberó millones de huevos diminutos (desove) que simultáneamente fueron bañados por el esperma que expulsa el macho formando una nube entre las aguas saladas del estanque, culminando así con el milagro de la fertilización.

Los huevos ya fértiles flotan en la superficie y son recolectados automáticamente por un sistema de filtro y pasan a tanques especializados de 800 litros cargados con agua de mar filtrada y ventilación constante donde son vigilados minuto a minuto por los científicos.

“Con gran sorpresa, la pareja se reprodujo no solo una, sino cuatro veces durante un periodo de ocho días, con una producción total de más de 6 millones de huevos”, suma Rojas.

La reproducción de la especie de Mero Guasa es un verdadero milagro de vida no solo en las profundidades del mar, donde ya no es posible hallarlo con facilidad, sino además en el laboratorio.

Su periodo de reproducción va solamente entre marzo y agosto, no obstante estos científicos colombianos desarrollaron técnicas para extender el periodo reproductivo.

Además, todas las especies de meros, nacen primero hembras y luego se transforma en macho, lo que obligó, entre otras tareas, a que los investigadores durmieran a cada uno de los 50 individuos escogidos para el programa de reproducción y así evaluarlos para descubrir el estado actual de su sexualidad y establecer el escenario ideal para su reproducción. Se realizaron múltiples ensayos de reproducción natural y con ayuda de hormonas para estimular y sincronizar de la fecundación.

Por si fuera poco, esta especie sólo se reproduce durante los días cercanos a la luna llena.

En escenario natural, macho y hembra habitan en zonas muy disímiles, y cuando llega la época de reproducción, ellos salen de sus refugios rocosos y profundos hacia las zonas de coral donde habitan ellas en busca de la reproducción natural. Las larvas producidas buscan alimento y para ello se adhieren a los ecosistemas de manglar, pastos marinos y arrecifes coralinos. Pero, por la destrucción de estos ecosistemas a manos del hombre, se ha venido afectando el hábitat esencial para la supervivencia del mero, sumado a su pesca indiscriminada que ha llevado a esta especie a un estado de amenaza elevada, así como la de otras especies marinas.

En el laboratorio, pasada una hora del desove, los huevos fertilizados comienzan a mostrar sus primeras divisiones celulares formando el embrión. “Es decir, habíamos llegado a lo que sería la formación del feto si se compara con el ser humano”, narra la investigadora Linda Guiza.

Superadas las 20 horas de vida del embrión, nace una diminuta larva con pocos órganos internos y sin boca, la cual se van abriendo con el paso de las horas. Pero apenas se forma una pequeña boquita con su aparato digestivo, por lo tanto la larva debe ser alimentada inmediatamente con un organismo microscópico llamado Rotífero, el cual tuvo que ser cultivado también en los laboratorios cartageneros.

Conseguir que la larva se alimentara por primera vez y lograr su supervivencia en los primeros días fue el mayor reto que los investigadores tuvieron. Sin esto, el proyecto no habría podido avanzar.

“Una de las claves para alcanzar el éxito, y lograr por primera vez alevines (juveniles) de esta especie, fue la producción estable a gran escala de los rotíferos necesarios como alimento para los primeros días de vida de las larvas. Al haber deficiencia en la nutrición, con seguridad morirían rápidamente. Estos rotíferos cultivados con tecnología propia sirven para alimentar otras especies de larvas de peces que en el Caribe nos propongamos cultivar”, sumó Otto Polanco Rengifo, director General de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca, Aunap, que avaló y financió parte del proyecto.

Se capacitaron con los mejores

Con financiación de la Gobernación de Bolívar (por intermedio de recursos de regalías), Aunap y Parques Nacionales Naturales de Colombia, en los últimos cinco años el equipo de investigadores se capacitó en técnicas avanzadas de cultivo de peces marinos en países como Tailandia, Vietnam, Chile, Estados Unidos y España.

“Hay dos grandes escuelas en el mundo para el levantamiento de peces : una es la tailandesa que tiene como escenario de sus investigaciones piscinas y tanques que asemejan el estado natural de los peces con rocas, y vegetación marina como corales; y la otra es la estadounidense que se desarrolla en la Universidad de Miami, que prefiere las piscinas de aguas claras y tratadas para la observación precisa de la evolución de los animales”, explica Mabel Lucía Mendoza Rivera directora de diversificación de Ceniacua.

“El mero es el ‘Mercedes Benz’ del mar, y la ciencia en el Caribe colombiano ha dado un paso gigante y sin retorno para su reproducción asistida. Ahora vamos a capacitar a los pescadores de Cartagena para que desarrollen proyectos propios para la seguridad alimentaria; por algo nos recuerda el viejo refrán que reza: ‘De la mar el mero y de la tierra el cordero’”, concluye el investigador Andrés Suárez.

Aunap respalda la reproducción

El director General de la Aunap, respaldó este hecho científico. “El Mero como especie de amplia demanda en el mercado: tiene buenos precios y la gente lo pide por su sabor y carne, además es una especie en vías de extinción, por otro lado se entraría a disminuir la presión que existe por parte de pesca hacia la acuicultura y podrá servir para repoblar con el Mero diferentes áreas del país y cultivarlo”, sostuvo el directivo Otto Polanco Rengifo, quien resaltó cómo “este avance permitirá mejorar las condiciones de vida de la población en materia de seguridad alimentaria; así se generan nuevas alternativas de producción y con mejor demanda”.

fuente eltiempo

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