En 2009, en una expedición del departamento de Exploración Oceánica y la Investigación de la NOAA en las Bahamas, los investigadores exploraron el ambiente bentónico de aguas profundas buscando nuevas fuentes de bioluminiscencia. Mañana, 14 de julio de 2015, parten de nuevo para completar sus estudios.
La bioluminiscencia es la producción biológica de luz. Si bien es relativamente raro en tierra, es muy común en los océanos, por lo menos en la zona pelágica (columna de agua), donde el 80 por ciento de los animales que viven entre 200 y 1.000 metros son bioluminiscentes.
Tras llevar a cabo una expedición en 2009, el departamento de Exploración Oceánica y la Investigación de la NOAA en las Bahamas, exploró el ambiente bentónico de aguas profundas y buscó nuevas fuentes de bioluminiscencia. Los investigadores de la expedición estaban esperando resultados similares de la zona bentónica (el fondo del océano), y se sorprendieron al encontrar que menos del 20 por ciento de las especies que recogidas del fondo son bioluminiscentes. Sin embargo, este ha sido el primer estudio sistemático de la bioluminiscencia en especies bentónicas de aguas profundas, por lo que la falta de bioluminiscencia puede ser específica a este lugar, y no un fenómeno universal.
Con el fin de ver si la bioluminiscencia bentónica es realmente mucho más rara que la bioluminiscencia pelágica, en 2015, la NOAA inicia una expedición (del 14 al 25 de julio de 2015) en la que realizará estudios similares en lugares completamente diferentes del Golfo de México.
Además, en las investigaciones realizadas en 2009, se descubrió que la mayoría de la bioluminiscencia de los animales bentónicos era más verde que la producido por las especies pelágicas, y que esto puede ser la respuesta a por qué algunas especies de cangrejos de aguas profundas tienen dos pigmentos visuales. Aunque la mayoría de los animales de aguas profundas tienen un solo pigmento visual, sensible al azul, en estas expediciones se descubrió que dos especies de langostinos tienen dos pigmentos visuales, tanto un color azul-verde y un pigmento visual azul-violeta.
También se observó, en completa oscuridad, que las corrientes de agua estaban estimulando a los cnidarios a producir bioluminiscencia con su resplandor verde azulado de costumbre, mientras que el plancton que estaba siendo impulsado a estos “árboles” oceánicos emitiendo su propia bioluminiscencia azul. Esto condujo a la hipótesis tentadora que los cangrejos con dos pigmentos visuales identificaban su comida por la “codificación de color“, es decir, que les gustaba comer el delicioso plancton que se aferra a los cnidarios (como insectos en los árboles), pero no estaban interesados en comer a los cnidarios (o árboles).
Con el fin de ver si se trata de una hipótesis viable, se necesita estudiar los sistemas visuales de muchos más cangrejos, así como, estudiar el color de muchas más especies de cnidarios, muchos de los cuales se podrán encontrar en este estudio en el Golfo de México.
En la expedición que se iniciará mañana, la NOAA usará su conocimiento previo para obtener más información combinando bioluminiscencia, taxonomía, ecología visual, imágenes y biología molecular, junto con las capacidades únicas de recolección y sistemas de cámaras de vehículo operado por control remoto, el Global Explorer, para continuar sus estudios de la alta mar del medio bentónico profundo en el Golfo de México.