El portavoz destacó uno de los integrantes del equipo de Jacques-Yves Cousteau, Bozana Ostojic, miembro de la Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas, fue testigo de la hazaña de los investigadores rusos, quienes instalaron en el fondo del mar un monumento a los defensores del Ártico.
Uno de los objetivos principales de la expedición consiste en probar bajo el mar los equipos de producción nacional, entre ellos los reguladores, de los que dependen muchas veces la vida de los buzos, los cuales anteriormente solo se utilizaban para sumergirse a menos de 60 metros.
“Todo pasó a un nivel muy alto, me asombró que los reguladores rusos trabajaran tan bien, ha quedado demostrado que Rusia cuenta con tecnologías de puntera”, dijo la experta en buceo Ostojic.
El jefe de la expedición considera que actualmente “la ciencia desciende a las profundidades marinas”, pues la tierra, que ocupa una quinta parte de la superficie del planeta, ya está investigada. Los datos recogidos por los especialistas se transferirán al Instituto de Investigación Científica del Polo Norte Knipóvich.
Entre los participantes de la expedición se encuentran por primera vez expertos médicos que investigarán el estado de los buzos antes y después de sumergirse, pues entre los planes de los integrantes del equipo se encuentra investigar otros cinco mares del norte de Rusia, entre ellos el mar Blanco, el mar de Kara y el de Láptev.
La expedición es la primera etapa del proyecto “Mares de Rusia” y cuenta con la participación de un equipo de 18 miembros del equipo y 15 especialistas invitados.
La profundidad que alcanzan normalmente los investigadores de las profundidades del polo norte habitualmente es de 30 metros.
fuente mundo