Los calambres musculares, también llamados tirones, son contracciones involuntarias, súbitas y violentas de un músculo que disminuye la tensión de los tendones.
Se producen durante o inmediatamente después de un esfuerzo físico y suelen ser de corta duración.
Cuando se produce un calambre se siente un dolor súbito e intenso en el músculo y al tacto puede parecer como una “bola”.
Hay varios factores causantes de los calambres:
-Esfuerzos musculares para los que no estamos preparados.
-Desequilibrio hidroelectrolítico. Esto es que la entrada y salida de líquidos y electrolitos (minerales) no es constante. Se da en la deshidratación.
-Riego sanguíneo insuficiente, debido a las posturas, alteraciones vasculares, al ejercicio en sí o a calzantes inadecuados.
Para prevenir los calambres antes de iniciar una actividad en aconsejable hacer ejercicios de estiramiento y calentamiento. Tener una nutrición adecuada e hidratarse correctamente antes y durante el ejercicio (las bebidas isotónicas son aconsejables durante la actividad, ya que aportan líquidos y minerales).
Cuando se sufre un calambre hay que interrumpir la actividad y hacer estiramientos pasivos del músculo afectado subiendo la punta de los dedos, o estirando la parte distal de la pala (la más alejada a nosotros) hacia arriba y mantener el músculo en esa posición hasta que no vuelva a sufrir calambres en su posición normal. Cuando el dolor haya remitido hay que ponerlo en movimiento gradualmente. Si es posible aplicar calor para facilitar la relajación muscular. No sirve de nada reponer líquidos una vez se ha sufrido el calambre, hay que hacerlos ANTES.
Patricia