Entre el 23 de mayo y el 24 de junio de 1999, barcos de cerco franceses y catalanes, desembarcaron en el puerto de Dénia 114.000 kg. de atún rojo, 17.867 de melva, 8.000 de listado y 5.000 de albacora. La Cofradía de Pescadores de Dénia manifestó su preocupación por el futuro de esta especie y los métodos de pesca, pues las capturas duplicaban las del año anterior.
En los cinco años posteriores, la población reproductora de atún rojo se redujo a la mitad y aún sabiendo que el atún rojo ha atravesado épocas críticas a los largo de la historia y que los datos de 2010, proporcionados por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), muestran algunos signos de recuperación, todo apunta que el riesgo de colapso de esta especie es más que probable.
También han pasado muchas cosas desde entonces. Informes y campañas exigiendo medidas de protección de la especie han obligado a introducir nuevas regulaciones para su conservación: aumentando la talla mínima hasta 30 Kg, estableciendo cuotas – 13.400 T. para este año – y periodos de veda para la pesca de cerco. Las investigaciones realizadas en este tiempo, nos permiten conocer mejor sus migraciones, la alimentación, genética de las poblaciones, sus relaciones con otras especies y el que por fin se haya completado la reproducción del atún en cautividad.
Aún así, aunque parezca que hay un estricto control, la gran demanda del mercado de sushi y sashimi en Japón y otros países, se ha traducido en un rápido incremento de la flota de cerco industrial que abastece a las cada vez más numerosas jaulas de engorde de atún rojo en el Mediterráneo, lo que contribuye a una clara sobreexplotación pesquera – legal e ilegal – de esta especie.
Muchos de los atunes capturados en el Mediterráneo van destinados a granjas de engorde. La técnica del engorde requiere: instalaciones muy caras de montar y mantener; pesca de ejemplares de buen tamaño y transporte a la granja; engorde alimentándolos de sardinas, alachas, jureles; su sacrificio en determinadas condiciones para evitar la formación de lactato en el músculo, lo que le da un sabor más metálico que disminuye su precio e incluso hace que quede fuera del mercado y, el transporte a Japón o al mercado que pague más.
Al parecer se obtienen beneficios, económicos claro, sin contar los perjuicios ambientales ni las ayudas financieras y sin considerar que extraen atunes del mar y los engordan, no los producen. El engorde acelera un ciclo, lo fuerza para maximizar beneficios, pero necesita el recurso y este tiene un medio donde se produce, en unas condiciones que incluyen a otras especies – también la humana – y un tiempo biológico.
Desde hace tres mil años
El atún rojo es algo más que un recurso sometido a las leyes del mercado. Desde hace 3.000 años esta especie ha sido capaz de generar una cultura que nos está enseñando, con su historia, el funcionamiento del mundo.
Los fenicios conocían las migraciones de estos peces por el Estrecho de Gibraltar. Su captura y comercialización generó riqueza, se crearon ciudades desde Gibraltar al Mar Negro para su pesca, observatorios para avisar de su paso, artes para su captura, métodos de conservación, monedas, escritos, un vocabulario específico, siendo una de las especies más famosas citadas y descritas por filósofos, naturalistas e historiadores.
La pesca del atún ligada a la cultura de la sal y del aceite, convirtió durante siglos a este pez en uno de los más consumidos en el Mediterráneo y todo un referente de la dieta mediterránea. Sólo durante el siglo XVI, las almadrabas del sur de España podían pescar, con aquellos métodos, más de 100.000 atunes cada año.
Entran al Mediterráneo a finales de abril, grandes, con carne grasa, cargados de huevos, distribuyéndose en los alrededores de las costas de Baleares, Sicilia y en las de Turquía, donde se reproducen. Capaces de poner hasta 100.000 huevos por kilo, de 1 mm de diámetro que quedan entre dos aguas, a poca profundidad, para eclosionar a las 48 horas y después de un mes de estadíos larvarios ser un atún juvenil. Es la época de mayor mortalidad.
Desde junio a octubre crece muy rápidamente, alcanza los 30/40 cm. y pesa 1 Kg., al año con 60 cm. pesará 4 Kg. y el atún que vuelva al Mediterráneo alcanzará la madurez a los 4 años. Pueden vivir 30 años, medir 3m. y pesar más de 600 Kg. A finales de verano, más delgados los grandes atunes salen para distribuirse por el Atlántico oriental en otra migración esta vez, en busca de alimento.
Su cuerpo es alargado, robusto, con una aleta caudal en forma de luna, una gran masa muscular – más del 60 % de su peso corporal -, una carne con un 12 % de grasa rica en ácidos omega -3. Tiene un gran volumen de sangre, que requiere una gran superficie branquial para oxigenarla, y un sistema de circulación sanguínea contracorriente que hace que su temperatura corporal sea más elevada que la del agua, lo convierten en uno de los peces más rápidos, capaz de realizar grandes migraciones transoceánicas y de poder pasar de zonas superficiales hasta zonas profundas así como de zonas de alta mar a costeras. Gran depredador, reconoce los cambios de las estaciones y se aprovecha de r las corrientes marinas para sus migraciones de reproducción y de alimentación.
Pero por desgracia para el atún rojo, una especie siempre es difícil de proteger con la tecnología actula, cuando hay tantos intereses y más cuando forma parte de sistemas tan complejos. Hoy, no es la necesidad, ni los puestos de trabajo, lo que puede justificar que continúe esta disminución de la población de atunes rojos. Esta especie, como otras, tiene derecho a permanecer en la dieta mediterránea, a continuar generando conocimiento y cultura, a contribuir a descifrar y entender la vida. Su futuro dependerá no sólo de un marco legal, de códigos, de campañas de educación ambiental, va a necesitar de una nueva ética que considere como derecho básico reconocido los servicios de los ecosistemas como indispensables para nuestra supervivencia.
En caso contario, llegado el caso siempre podemos disfrutar este mismo mes, de la VI Ruta del Atún en Zahara de los Atunes o Nadar entre Atunes en l’Ametlla de Mar. Todo muy experiencial y viral.
….Los atunes eran tan numerosos que la flota de Alejandro Magno, al pasar a Asia debió colocarse en orden de batalla, pues un barco aislado no podía abrirse camino. No les asustaba ni el griterío, ni los ruidos, ni los golpes (Plinio)
Nunca es tarde
fuente lamarinaplaza
http://lamarinaplaza.com/2014/05/25/paisajes-submarinos-los-atunes-eran-tan-numerosos-que-la-flota-de-alejandro-magno/