En la Antigüedad, las armadas y las flotas comerciales no tenían la autonomía logística que en la actualidad. A diferencia de las fuerzas navales modernas, laarmada romana, como referente militar de la época, no existió de forma autónoma, sino que operó como un adjunto del Ejército. A pesar de haber jugado un papel decisivo en la expansión por el Mediterráneo, la también denominadaclassis (literalmente, flota) nunca tuvo el prestigio de las legiones terrestres.
Conquista y desplazamiento.
El deseo de poder dominar la naturaleza ha llenado de ambición los corazones de los hombres y les ha lanzado a los brazos de la innovación tecnológica. Las mejoras en la ingeniería naval son un elemento clave en el desarrollo del desplazamiento acuático y eso es algo que cualquier civilización desarrollada conoce.
Los romanos no se hicieron con el control del Mare Nostrum con una flota de cáscaras de nuez. Un total de 150 quinquerremes y trirremes operaban a pleno rendimiento en el año 260 a.C. por el Estrecho de Mesina. Un despliegue de flotas dominaba cada punto marítimo del imperio, mientras que las legiones terrestres se encargaban de imponerse en el continente.
Los destacamentos por tierra corrían el riesgo de ser abatidos por ladrones, malhechores y bárbaros germanos. Las flotas estaban al acecho de piratas, navíos enemigos e inclemencias temporales. Los naufragios y los hundimientos eran una posibilidad que dejaba al amparo de las profundidades los tesoros y mercancías que los barcos pudieran transportar. Con el paso del tiempo, los océanos del mundo han ido guardando los secretos de los pecios que se ocultan bajo la negrura submarina.
El Pecio de Bou Ferrer de Villajoyosa
A comienzos de la década de los noventa, dos buceadores deportivos del club náutico de la localidad valenciana de Villajoyosa se dedicaban a fotografiar barcos pesqueros hundidos en el mar. Un día decidieron investigar el hundimiento de La Barqueta, una embarcación de madera cuyo hundimiento había sido intencionado. Un viento fuerte de poniente desvió el barco de los buceadores de las coordenadas del naufragio y al intentar elevar el ancla, se percataron de que se había quedado atrapada en alguna roca. Como buenos submarinistas, decidieron sumergirse para liberarla y para percatarse de que no se había quedado atrapada entre piedras, sino en una de las cientos de ánforas que reposaban en un navío romano en más o menos buen estado.
Los arqueólogos constataron que se trataba de una nave romana de unos treinta metros de eslora, lo que la convertía en el mayor barco romano en excavación de todo el Mediterráneo. Denominaron al yacimiento Bou Ferrer en honor a los buceadores descubridores. El navío llevaba un enorme cargamento de ánforas, de las que hasta la fecha se han localizado unas tres mil. Cada una contenía 40 kilos de salsa de pescado elaborada con boquerón, caballa y jurel.
Exposición
El Museo de Villajoyosa y el Arqueológico Nacional organizan una jornada que abordarán el estado actual de las investigaciones y las medidas llevadas a cabo por la Dirección General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana encaminadas a la conservación y posterior puesta en valor de este importante pecio de una nave mercante romana del siglo I d.C.
Se llevará a cabo el 26 de noviembre, con motivo del depósito temporal de un lingote de plomo extraído del pecio de Bou Ferrer. De once de la mañana a siete de la tarde, la serie de conferencias traen una serie de invitados como Carmen Amoraga Toledo, Directora General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana o Carles de Juan y Franca Cibecchini, Codirectores del proyecto Bou Ferrer, entre otros.
fuente elmundo