La arqueología por mucho tiempo ha sido explotada como herramienta política. Hitler utilizó artefactos para manufacturar una narrativa de superioridad racial ariana. El Estado Islámico demuestra su fanatismo destrozando evidencia de la historia antigua. Sin embargo la arqueología submarina, el mundo de los pecios y las ciudades sumergidas, en su mayoría ha evitado este tipo de maquinaciones. Dado que nadie vive bajo el agua, los líderes no han encontrado mayores oportunidades para conseguir ganancias políticas de sitios arqueológicos allá. Hasta ahora.
En los últimos años, políticos en Canadá, Rusia y China se han dado cuenta de que pueden utilizar pecios en el suelo marino para proteger su soberanía hacia nuevos territorios marítimos. Y este abuso politizado de la ciencia está poniendo al mundo sobre un camino hacia el conflicto.
Durante décadas, las potencias globales se han visto involucradas en una carrera por explotar recursos marinos lucrativos, desde petróleo hasta pesqueras hasta el control de vías navegables estratégicas. Pero han enfrentado un reto: ¿Cómo puede un país reclamar nuevo territorio a pesar de las restricciones del Convenio de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar? El año pasado, Canadá anunció el descubrimiento del buque insignia del señor John Franklin, el HMS Erebus, que desapareció durante una expedición del Paso del Noroeste en 1845. Stephen Harper, el entonces Primer Ministro, personalmente anunció el descubrimiento. Pero Harper no es solamente un aficionado de la historia, sus intereses son prácticos.
El calentamiento global ha hecho más asequible al Paso del Noroeste para el transporte, lo cual podría ser dinero caído del cielo para Canadá si el gobierno es capaz de demostrar soberanía y cobrar cuotas de tránsito a otros países. “Los buques de Franklin son parte importante de la historia canadiense dado que sus expediciones, las cuales tuvieron lugar hace casi 200 años, sentaron las bases de la soberanía ártica de Canadá”, dijo Harper.
China ha sido similarmente agresiva. Mientras que el Mar de China Meridional históricamente ha sido compartido entre China y sus vecinos, en el último año Beijing ha empezado a construir islas artificiales para reclamar al mar como territorio marítimo propio. La arqueología sentó las bases para esta beligerancia: en el 2007 China comenzó excavaciones arqueológicas y abrió varios museos submarinos, con un costo de decenas de millones de dólares cada uno. En el 2014, el gobierno de China botó una nave de 60 millones de dólares para la investigación arqueológica con el fin de encontrar pecios en el Mar de China Meridional.
Los arqueólogos premiaron la inversión localizando más de 120 pecios dentro de las áreas disputadas. El viceministro de cultura de China, Li Xiaojie, lo expresó directamente: “La arqueología marina es un ejercicio que demuestra la soberanía nacional”.
Rusia ha seguido el ejemplo. En 2011 cuando era primer ministro, Vladimir Putin hizo noticia al recuperar dos jarrones antiguos de cerámica de un pecio en la ciudad antigua griega de Fanagoria, localizada a diez millas de Crimea. Los medios lo trataron como un truco publicitario, pero dentro de la comunidad arqueológica sonaron las alarmas. Los aliados políticos de Putin habían invertido $3,5 billones en investigación en Fanagoria, un puerto sumergido con pecios de la era romana. Y mientras Fanagoria era el sitio de colonias griegas, los nacionalistas rusos han adoptado a sus reyes antiguos como los primeros rusos.
Cuando Putin dio su discurso anunciando que Rusia había anexado a Crimea en marzo del 2014, justificó la movida en parte basándose en vínculos históricos con la península. “Esta es la ubicación de los antiguos quersonesitas, donde fue bautizado el Príncipe Vladimir”, dijo. La anexión añadió decenas de miles de millas cuadradas a la zona marítima de Rusia en el Mar Negro. Y este verano una expedición rusa comenzó un estudio arqueológico submarino cerca de Sebastopol, región de Crimea rica en petróleo y gas.
Para los políticos, los recursos naturales son los fines y los pecios son los medios. Los descubrimientos submarinos en Fanagoria, el Mar de China Meridional y el Paso del Noroeste son importantes descubrimientos científicos. El problema no es con arqueólogos que desarrollan investigaciones de calidad, sino con los políticos que manipulan la evidencia para adaptarse a sus deseos. Sería sabio que ciudadanos alrededor del mundo dijeran a los políticos que dejen de abusar del pasado para sus ambiciones del presente.
fuente elcolombiano